Ana Goné. Te cuento de mí.
Soy mexicana y limonense y por lo tanto tica.
Nací en México, y soy tica porque mi papá es tico. Viví más de 20 años en Puerto Limón, y me siento muy feliz de haber crecido en Limón, de ese lugar soy. Mi apellido Goné es por mi familia materna mexicana , a finales del Siglo XIX al Puerto de Veracruz, emigrantes franceses arribaron, y de ahí mi apellido Goné.
Creo que el doctor que me sacó del vientre de mi mamá debía haber tenido anteojos De seguro fue la primera imagen que mis ojos captaron. Seis meses después de nacida, estaba jugando con anteojos, y así crecí desde ese momento, rodeada de aros de tamaños de acuerdo a la época.Crecí rodeada de lentes de tamaños gigantes para mí, de máquinas que sonaban durísimo cuando se cortaba el lente, muchos de vidrio, en aquella época, me encantaba ver los pequeños tornillos, tuercas minúsculas, cajas de madera de colores del tamaño de una caja de zapatos donde estaba el aro de cada paciente con los lentes de la graduación que le correspondía.
Mi papá es Optometrista, prácticamente inspirado en la elección de su hermano, mi tío, quien también era Optometrista, cuyas hijas son Optometrista, y sin ninguna sorpresa, yo también soy Optometrista y mi hermano menor también lo es. Una gran familia de Optometristas. El amor de mi vida, también es Optometrista, y así, mi vida siempre ha sido estar rodeada de la vida óptica. Los anteojos tienen una gran importancia en la primera impresión que causamos.
Nos complementa nuestro look, y así como cambiamos un día nuestra cartera por otra más cómoda para un día de compras o día de playa, una más chic si salimos de noche; qué no cambiamos en nuestros outfits, los zapatos, nuestra joyería, sombreros, maquillaje y más y los anteojos, ya sean de sol u oftálmicos, son un accesorio que debemos fusionar con nuestro outfit y entorno. Además, los anteojos son el accesorio más especial sin lugar a dudas, puesto que son utilizados por nuestros preciados ojos para ver el mundo de colores que nos rodeó y como siempre han dicho por ahí, nuestros ojos son la ventana a nuestra alma y delante de ellos debe de ir el accesorio más especial, los anteojos.